Hace algunas semanas comenté en LinkedIn que iba a iniciar mi tesis doctoral, y la verdad es que las respuestas, buenos deseos y, también, las preguntas, me han emocionado tanto que he decidido escribir aquí, en el blog, lo que está suponiendo para mí.
¿Qué me propongo en mi tesis?, te preguntarás. Creo en el humanismo empresarial, en el poder de las empresas para organizar personas en torno a un propósito y generar un impacto positivo en las sociedades. Y quiero ayudar a las empresas a medir su grado de desarrollo del factor humano. ¿Cómo?
Honestamente, comenzar mi tesis doctoral no era algo que estuviera en mis planes, o al menos no de una forma consciente. Todo comenzó hace unos años, cuando inicié un trabajo de investigación junto con mis compañeros en Human Leadership, Xavi Roca-Cusachs y Kike Caicedo.
En nuestro ánimo estaba muy latente el propósito de cambiar el mundo a través de la humanización de las empresas.
Las empresas pueden cambiar el mundo
Estamos convencidos de que las empresas son poderosas. ¿Y esto qué significa?, te preguntarás. Son poderosas en el sentido de que organizan personas que ofrecen sus dones y dedicación para realizar un propósito empresarial.
Las empresas pueden desarrollar diferentes estrategias en relación a las personas que las conforman, pueden crear contextos que promueven el desarrollo de las personas y algo que es muy importante: pueden generar huellas muy positivas en la sociedad.
Partiendo de esta visión, nos parece fundamental investigar y desarrollar lo que tiene que ver con el humanismo empresarial. Y de ahí justamente arranca mi tesis.
¿Cómo medir el desarrollo del factor humano en las empresas?
A priori puede parecer que estamos hablando de algo subjetivo. Pero la realidad es que gracias al trabajo de investigación que desarrollamos en Human Leadership comprobamos que el grado de humanización de las empresas puede medirse de una forma efectiva.
Es lo que me propongo validar científicamente con mi tesis: una herramienta que sirve para medir el desarrollo del factor humano en las empresas.
El origen de esta herramienta lo encontramos más de tres años atrás, cuando junto a mis compañeros de Human Leadership Xavi Roca-Cusachs y Kike Caicedo desarrollamos un test en el que nos preguntábamos cuál es el orden correcto para invertir en las empresas. ¿Qué va antes, liderazgo o propósito? ¿Propósito o pagar unos sueldos dignos?
Para desarrollar este test nos apoyamos en un conjunto de estudios científicos que explican la correlación entre las diferentes variables analizadas y la efectividad empresarial y el crecimiento de las organizaciones.
Ahora me propongo validar científicamente este test, que ya hemos comprobado que funciona con más de 70 casos y tres versiones de desarrollo.
Si logramos comprobar su efectividad, si conseguimos una medición real del grado de desarrollo de la humanización de las empresas, se abren interesantísimas líneas de investigación sobre el impacto que este desarrollo provoca en los resultados de las empresas y en los territorios y sociedades.
Una de las partes en las que voy a basar mi investigación es la determinación de las variables que miden el desarrollo del factor humano en las empresas, cómo se clasifican y cómo de miden.
Me siento muy agradecida y afortunada, porque en mi tesis voy a contar con la implicación de un grupo heterogéneo de más de cincuenta personas expertas. Entre ellas van a estar representados, por supuesto, los dos géneros, así como distintas visiones por grupos de edad, dedicación y perfil formativo y profesional.
La gestión del tiempo
Quienes me conocen ya, me preguntan “¿Cómo te vas a organizar para llegar a todo?”
Optimizar la gestión del tiempo es uno de los temas trasversales de los que hablo en todas las formaciones que imparto. Saber cuándo renunciar a cosas para hacer hueco a otras es un punto esencial. Otra es agendar el tiempo que vas a dedicar a cada proyecto, por supuesto de una manera realista para poder cumplirlo.
Este es un proyecto muy importante para mí, por eso he decidido ofrecerle una dedicación constante de seis horas semanales durante los primeros seis meses. Esta dedicación está estructurada en mi agenda, tiene su espacio de manera prioritaria, y ello me ha llevado a apartar otras tareas que estaban ocupando mi tiempo, dándolas por cerradas en esta etapa.
Es posible que no sea un camino de rosas, pero estoy segura de que será un camino de aprendizaje que pienso compartir con quienes me rodean, para que nos sirva a todos y todas. ¿Me acompañas?